jueves, 25 de noviembre de 2010

Relato de Álvaro Avilés


El pueblo de Elf era un lugar tranquilo, donde la mayoría de gente era mayor, por lo que se respiraba una gran tranquilidad. Se caracterizaba por tener unas casas muy antiguas y grandes torreones, por lo que se podía divisar desde lejos. Lo atravesaba un rio con un caudal impresionante, que desembocaba en el mar a pocos kilómetros de allí, por lo que en el pueblo había una gran actividad pesquera.
Transcurrían los días sin ninguna novedad, había una rutina que no se rompía nunca, hasta que un día se escuchó en la radio que un criminal llamado Alan Smith y conocido como “El Sanguinario”, andaba cerca de la ciudad y amenazaba con hacer una visita al pueblo de Elf. La gente del pueblo se puso muy nerviosa y todos empezaron a comprar armas con las que defenderse en caso de que “El Sanguinario” fuera a Elf.
“El Sanguinario” era un hombre conocido por sus matanzas en muchos pueblos de la zona y por tener a toda la policía en jaque, ya que no conseguían cogerle.
El alcalde de Elf era un hombre muy bajo y que estaba traumatizado por ser tan pequeño, por lo que tenía la casa más grande y desproporcionada del pueblo y un perro que le llegaba a los hombros. El hombre, al ver el terror que se había sembrado en el pueblo ante la posibilidad de que “El Sanguinario” apareciera por allí , comunicó al pueblo que el asesino no tendría valor para ir al pueblo y que si lo tenía, el mismo lo mataría y se lo daría de cenar a su enorme perro. La amenaza se fue publicando por todos los periódicos de la zona. “El Sanguinario leyó la amenaza en un periódico y decidió ir a matar al alcalde por bocazas. El alcalde no imponía nada al asesino, ya que él mismo había matado a hombres mucho más corpulentos, por lo que decidió encaminarse al pueblo. Cogió su caballo y emprendió la marcha.
Llegó al pueblo un día después. Al principio nadie le reconocía ya que iba con una gran capa y un sombrero que dejaba a la vista una pequeña parte de la cara. Primero entró en la tasca del pueblo a tomar una cerveza y después iría a la armería local para comprar un trabuco matar al alcalde. Se tomó su cerveza y fue a la armería, donde el dependiente de la armería se mosqueó al verle la cara, y cuando iba a salir a la calle para contarle al policía que le parecía haber visto al asesino, “El Sanguinario” cogió su trabuco recién comprado y mató a al armero de un solo disparo.
Cuando en el pueblo descubrieron al armero muerto cundió el pánico y todo el mundo se encerró en su casa, todo el mundo, menos el alcalde, que salió con su caballo y su escopeta en busca de “El Sanguinario”. El asesino fue a casa del alcalde, ya al ver que no estaba allí decidió matar a su enorme perro.
Cuando el alcalde llegó a su casa y descubrió a su perro muerto, entró en cólera y volvió para, ésta vez sí, matar al asesino. El alcalde lo encontró por la noche tomándose una cerveza en la tasca, así que le metió un culatazo en la cabeza con su escopeta que le dejó inconsciente.
“El Sanguinario” despertó a los cinco días en la cárcel del pueblo, donde se tiraría el resto de su vida. Así el alcalde quedó como un héroe para el pueblo de Elf y todos le agradecieron la labor que había hecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario