domingo, 18 de noviembre de 2012

Primer capítulo de la novela de 1º de Bachillerato

No tenemos título, es una lástima, pero sí guión y muchas ganas de desarrollarlo. El primer capítulo de Álvaro A. ha puesto el listón muy alto. Comienza con intriga, con acción, con fuerza. Os lo dejo para que podáis disfrutar.

Capítulo 1
 
Era una mañana como cualquier otra para una tribu nómada del norte del Sahara. El grupo estaba compuesto por unos cincuenta miembros, treinta de los cuales eran mujeres y niños. Además, en la tribu se encontraba un famoso reportero que realizaba un estudio de las tribus del norte del Sahara. Era un joven español, alto y rubio, con los ojos marrones. Su nombre era Julián. Los miembros de la tribu se habían levantado pronto para ordeñar las cabras y hacer las demás tareas.
 

La mañana trascurrió tranquila hasta que de pronto vieron cómo una roca gigante envuelta de fuego se aproximaba al desierto. Todos corrieron a refugiarse en sus tiendas y empezaron a rezar a Alá. Enseguida sintieron un gran impacto en el suelo. Temerosamente salieron de sus tiendas, y vieron que la inmensa roca había caído sobre una duna. Todos se acercaron, Julián también, y observaban asombrados y con miedo la gran piedra. En ese momento, Julián se dio la vuelta y se dirigió a su tienda, abrió su mochila y sacó un teléfono por satélite. Marcó el número de un antiguo amigo suyo que se dedicaba a la geología y que vivía en Cadiz. Tras varios pitidos recibió respuesta.

 - Alfred al habla, dígame.

- Hola Alfred. Soy Julián ¿Que tal estás?

- Julián, ¡cuánto tiempo! ¿Qué te cuentas?- dijo sorprendido por la llamada. Hacía unos diez años que no hablaba con él.

- Pues Alfred, estoy haciendo un estudio sobre las tribus del norte del Sahara para luego hacer un reportaje, y acaba de suceder algo impresionante que probablemente te interese. Estoy frente a un meteorito, al lado del campamento en el que me encuentro.


Esperó la respuesta de su amigo, pero solo le escuchaba tartamudear.


-  Alfred, ¿Estás ahí? - preguntó para asegurarse de que la línea no se había cortado.

-Lo siento, amigo, pero es que no me lo podía creer. El martes pasado descubrimos que un meteorito se acercaba a la tierra y situamos su ruta de impacto hacia Egipto, pero se desvió y lo perdimos, descubrimos que era un fragmento de una de las lunas de Marte, por eso, cuando me lo has dicho, me he sorprendido tanto - contestó por fin Alfred.


La conversación continuó aún más animada. Tras algunas indicaciones, quedaron en Melilla y desde allí cogerían un todoterreno para ir hacia el campamento de la tribu. Los dos se pusieron de acuerdo y colgaron.


Cuando Julián colgó el teléfono y lo guardó en su mochila, salió de su tienda y vio como todos los miembros de la tribu rezaban alrededor del meteorito. Estaban de rodillas, con sus brazos hacia arriba y hacia abajo, pidiendo a Alá que les perdonase y que no les castigase más. Esto sorprendió muchísimo a Julián, que cogió su libreta y apuntó todo lo acontecido. También su conversación con Alfred. Era su diario y allí apuntaba todo su día a día con la tribu.

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